Estar embarazada y parir en Barcelona
¿Qué imágenes? ¿Qué voces? ¿Qué mujeres?
Esta exposición es fruto del trabajo de 30 mujeres barcelonesas que han participado en el proyecto “Artetnografía e interculturalidad: IAP (Investigación, Acción, Participación) para la defensa de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres barcelonesas”. Qué titulo más complicado, ¿no?
Espera: vamos a tratar de explicarlo con otras palabras.
Hemos querido conocer las vivencias de distintas mujeres en procesos tan íntimos y complejos como el embarazo y el parto y contrastar diversas experiencias en cuanto a la atención que han recibido por parte de l@s profesionales sanitarias.
El proyecto quiere contribuir a entender las diferencias y ver si son identificadas, aceptadas y respetadas por el sistema biomédico.
Las mujeres1 son de diferentes partes del mundo, de contextos culturales distintos a la cultura local dominante. Todas – con excepción de tres que son españolas – han vivido un proceso migratorio, con todos los desafíos que esto implica. Todas ellas han estado embarazadas y han dado a luz en Barcelona. Han sido atendidas por profesionales del sistema sanitario público de nuestra ciudad.
¿Cómo hemos trabajado?
Las mujeres han sido protagonistas de talleres en los que han sido acompañadas por arterapeutas del IATBA (Institut d’Arteràpia Transdisciplinària de Barcelona) y una antropóloga que ha asistido como observadora participante en todo el proceso y también ha realizado entrevistas en profundidad.
Hemos trabajado con cuatro grupos: dos de mujeres de procedencia latinoamericana que acuden frecuentemente a la Asociación de Familias Monoparentales de Cataluña; uno de mujeres marroquíes y pakistaníes del barrio de Trinitat Vella; y el cuarto de mujeres de distinta procedencia que vivían temporalmente en una residencia maternal.
Las obras expuestas son el resultado de un camino: antes de crear piezas que hablan explícitamente de su embarazo y parto, las mujeres han trabajado otros temas que les han permitido contactar con esas experiencias. Las arteterapeutas han guiado este proceso utilizando diferentes técnicas de expresión artística como el movimiento, el juego, la improvisación, la escritura, el barro y las pinturas.
En las obras de este primer apartado las mujeres expresan las actitudes que han adoptado para lidiar con los desafíos de la vida durante la delicada fase de convertirse en madres, o de volver a estar embarazadas y dar a luz. Observamos fuerza y determinación, tristeza y soledad, presencia o falta de acompañamiento y red social, o mezclas complejas de varias de estas emociones
El embarazo
1.
Esta obra es el resultado de un ejercicio llamado “constelación”. Las mujeres representaron a ellas mismas en relación con las personas cercanas que tuvieron funciones diferentes durante su embarazo y parto. Dina elije un tapón pequeño para representarse a sí misma. En el centro del dibujo coloca al padre porque, explica, “es la persona más adulta de la familia y es simpático, no cerrado”. Son la madre y el marido que la cuidan durante su embarazo, mientas que la hermana y el marido la acompañan durante dos de los partos. En el tercero está sola. A la pregunta ¿por quién te sientes cuidada ahora en tu vida? contesta que por sus hijos.
4.
A la pregunta “¿quién es, o a quién representa esta figura?”, Hasna contesta “No es nadie”. Finalmente comenta algo más: “La mujer piensa en su vida, en su futuro. Espera que su vida vaya bien.”
8.
La obra de Saima habla del proceso des de que sus bebes eran embriones hasta que nacieron. Habla de incertidumbre y felicidad.
11.
2.
En el primer collage representa el camino que está recorriendo ahora, en la Residencia Maternal, con una línea a zig zag (figura A en el lado izquierdo). A la derecha está el camino que la espera cuando salga, “el camino de la duda”. “Es un camino mucho más recto y organizado, pero con posibilidades de ir tanto a la derecha como a la izquierda. Yo no sé por dónde ir”, comenta. La red rosa que envuelve la cartulina representa su cuerpo, el lugar donde todos estos procesos están teniendo lugar.
En la figura B, siguiendo la propuesta de la arteterapeuta, Manuela pinta la continuación del camino de la duda.
6.
9.
Llegué a Barcelona embarazada de seis meses, mi cuñada me acompañaba a todos lados, porque yo no hablaba castellano. En el hospital el trato fue fantástico: la enfermera hablaba francés, intentaba comunicar conmigo. El médico del parto me hablaba en inglés, era americano. El trato fue muy bien, me sentí querida y esto tapó todo el dolor que tenía.
En el segundo embarazo, ya podía hablar yo.
12.
3.
Dos mujeres participan en la creación de cada una de las piezas. Las obras hablan del aislamiento y dificultad que las mujeres vivieron durante su embarazo y del contraste con la alegría y esperanza que surgieron a partir del parto.
El círculo de color verde comenzó siendo negro y poco a poco, mientras las mujeres compartían puntos de vista y experiencias sobre la maternidad, una de ellas fue transformando el color hasta darle una tonalidad más alegre.
7.
Mirando la obra, Nadia comenta: “Tengo miedo a lo que será y cuando ya la tenga, será felicidad”. “No me acompañó nadie a hacer el test”.
En el momento de la investigación Nadia estaba embarazada.
10.
El título del dibujo es Flor/Dolor. Estuve 10 años después de casarme, sin tener hijos. Estar embarazada fue como una luz que se enciende. Durante el embarazo estuve muy bien de salud, mejor que en otras épocas de mi vida.
El arcoíris representa el viaje a España con mi niño en la barriga. Tenía esperanzas. No tenía idea del idioma, entonces fui a las últimas visitas con mi cuñado. Tenía una vergüenza de muerte por los temas que se tocaban! Pregunté a una doctora si podía hablar inglés. Me contestó “Si quieres hablar inglés, ves a Inglaterra!” Enseñé a los médicos los papeles de Pakistán, que estaban escritos en inglés, pero no los quisieron ver. No tengo buenos recuerdos de esos días.
En el segundo embarazo sí que podía comunicar un poco con los médicos. Durante las horas antecedentes al parto, envié mi marido a casa para que se quedase con el otro niño. Yo puedo sola, le dije.
13.
El título del dibujo es “La vida”. Cuando me enteré de que estaba embarazada no me sorprendí o emocioné demasiado. Hasta que no voy a tener el niño en mis manos… no puedo dar por hecho que tengo el bebé.
Mi primer embarazo fue muy triste. Fue un embarazo triste, realmente, así tal cual.
¿Mi embarazo? Con subidas y bajadas. Como una montaña rusa.
Mi embarazo ha sido como una mariposa.
Estas son algunas frases con las que las mujeres han definido su embarazo de forma poética. Se trata de vivencias muy distintas, porque son momentos vitales únicos y casi nunca hay semejanza en cómo una misma mujer siente y vive cada uno de sus embarazos. Estas diferencias dependen de muchos factores, como puede ser la fase de la vida en la que se encuentra cada mujer, su situación familiar, su entorno social, e incluso el momento histórico y social de su contexto.
Muchas mujeres coinciden en que el embarazo es una época de contrastes emocionales; por un lado hay ilusión, expectativa y sensación de bienestar. Por otro también puede haber miedo, incertidumbre, malestares físicos y/o emocionales. Nadia y Saima nos muestran estos contrastes en sus obras (nº 7 y nº 8).
Hay embarazos no deseados; otros no llegan en el mejor momento; y hay mujeres que los viven lejos de sus familias y personas queridas. Pero, como ellas explican, “convertirse en madre siempre es una experiencia transformadora, que implica un cambio de enfoque, desde la propia persona hacia otro ser que crece dentro de tu propio cuerpo”. Un cuerpo que también se enfrenta a un proceso de transformación: “caminar con la barriga, por ejemplo, es muy distinto que caminar sin”, comenta una participante.
El conocimiento de las lenguas locales por parte de las mujeres, o de otras lenguas por parte de l@s profesionales sanitarias incide en las distintas experiencias de embarazo, tal y como expresan las obras y las palabras de Firdaus (nº 9) y Layla (nº 10). La falta de un idioma en común entre profesionales y usuarias puede dificultar una atención cercana y humana.
La obra de Roxana (nº 11) refleja el sentir de las mujeres que afirman haber recibido un trato satisfactorio por parte de l@s profesionales de la salud. Son mujeres que han recibido una atención personalizada y continuada, que se han sentido bien informadas y acompañadas emocionalmente, a través de palabras y gestos reconfortantes.
Otras mujeres manifiestan sin embargo haberse sentido desatendidas o no atendidas con la suficiente empatía. Comparten haber echado de menos información, actitudes de cercanía por parte de l@s profesionales, sentir un seguimiento más allá de la supervisión física de la madre y de su bebé. Comparten también haberse sentido ofendidas en ocasiones por comentarios poco respetuosos acerca de sus necesidades.
Las obras de Roxana y Leticia (nº 11 y nº 12) son algunos ejemplos de la variabilidad de experiencias y de la influencia que el trato de l@s profesionales puede tener en ellas.
El parto
14.
Tamara explica: “En el dibujo veo a mi marido y a mis hijos. El título es El viaje, el viaje de camino al hospital en coche [el día del parto], en el que yo y mi marido hablábamos de la nueva etapa que iba a comenzar en nuestra vida”.
17.
El título de la obra es “My turning point” (Mi punto de inflexión). Desde este parto cambié mi manera de ver la vida, de ver a mi madre, la entendí más en sus aprensiones.
En la obra he representado los momentos desde que empiezan los dolores de parto hasta que nacen los niños. Y como gritaba! Cuatro horas gritando, como un animal. Muchos profesionales entraban y salían de la sala. Yo hablaba español, pero no pude hablar durante todo el parto, por el dolor, solo decía sí y no. Ellos pensaban que yo no entendía, entonces no hablaban conmigo. Lloraba y reía al mismo tiempo (…) En el primer parto gritaba mucho para que no me dejasen sola. En el segundo no tuve que gritar tanto, había una comadrona que me estuvo muy cerca, hasta el último minuto. Me acuerdo de ella.
15.
En esta obra Camila representa la imagen de su marido que de repente le apareció difuminada en un momento delicado de su parto. Por la delicadeza de la experiencia personal, la mujer no quiso dar más detalles de su obra.
18.
Cerré los ojos y trabajé. Cuando los abrí, pensé “Esta soy yo”. Puse las piernas abiertas. En la habitación había mucha gente. Yo estaba consciente de mí misma. Me decía, Soy yo la que va a parir. Las figuritas de los profesionales son pequeñas porque estaban allí pero era como si… estuviesen en segundo plano. Pero me apoyaban (…) Me gustó mucho cuando me pusieron el bebé en el pecho. He sentido el calor de los profesionales, su empatía.
En el segundo parto en cambio – era justo después de los ataques a las torres gemelas – yo he sentido la maldad de las enfermeras. Me han dejado gritar en una habitación, sola. Pedía epidural y no me la querían poner. “No puedes gritar, todo el mundo tiene dolor!“, me dijeron. Luego me pasaron a la sala de parto, y allí los médicos me trataron bien. La doctora se llamaba como yo, era española. Fue el único momento que lo pasé mal con los profesionales, desde que estoy aquí.
Firdaus sintió que la actitud de las enfermeras que la atendieron en el segundo parto, tenía relación con una reacción xenófoba hacia todas las personas de fe musulmana a raíz del ataque terrorista.
16.
El parto espectacular! No sentí nada. Un espectáculo.
Mi parto fue como un rayo que lo rompe todo.
Ha sido el momento más feliz de mi vida, aunque he estado sola
Estas frases de gran fuerza expresiva representan –como en el caso del embarazo– experiencias muy distintas de un mismo momento.
Si el embarazo es una época de emociones de gran contraste, el parto es un proceso en el cual el dolor y la felicidad, el llanto y la risa, la preocupación y la relajación pueden suceder una a la otra de forma muy rápida. El parto también puede ser vivido como un proceso transformador en la vida de una mujer, un concepto que vemos claramente expresado en las obras de Tamara (nº 14) y de Yasmine (nº 17).
Algunas mujeres cuentan haberse sentido protagonistas de su parto, mientras que otras se han sentido pasivas. Varias han comentado haber tenido necesidades que les costó compartir y expresar con l@s profesionales, prefiriendo “ponerse en sus manos”, considerando que todo lo que hacían o no hacían iba a ser mejor para ellas. Algunos ejemplos de estas demandas calladas son: tener más libertad de movimiento durante el trabajo de parto, disponer de un ambiente más íntimo, practicar diferentes posiciones o utilizar recursos como cuerdas o pelotas. En ocasiones, ellas han sentido que su punto de vista sobre el proceso que estaban viviendo venía desestimado o ignorado.
Muchas mujeres comentan que durante el parto vivieron emociones y reacciones instintivas, diferentes a las habituales, donde la mente analítica y reflexiva se retrae, y donde la percepción espacio temporal también puede alterarse: “Perdí la noción del tiempo”, comenta una mujer; “Al salir de la sala de parto, entramos en el ascensor: me subieron, me bajaron… no sabía ni donde estaba”, cuenta otra.
Varias mujeres han comentado que el hecho de gritar durante el parto tuvo para ellas una doble función: como válvula de escape del dolor y del miedo que sentían, y como una manera, a menudo inconsciente, de llamar la atención de las enfermeras o de las comadronas, de las que necesitaban un apoyo más intenso.
Las mujeres que evalúan de forma positiva su parto subrayan que la comadrona o la enfermera les han cogido la mano, mirado a la cara, transmitido seguridad a través de palabras o gestos de apoyo. A veces un trato profesional cercano puede funcionar mejor que un analgésico, como atestiguan las palabras de Firdaus (obra nº 9): “El trato fue muy bien, me sentí querida y esto tapó todo el dolor que tenía.” Yasmine cuenta que tuvo una experiencia más positiva en su segundo parto porque la comadrona “se quedó todo el rato conmigo. ¡Cuándo hablaba con ella, olvidaba un poco el dolor! Esa mujer me ayudó.”
¿Qué hemos visto? ¿Qué podemos concluir?
A través de las obras y las palabras de las mujeres hemos querido transmitir la diversidad de sus experiencias y la importancia que la relación con l@s profesionales sanitarias tiene durante el embarazo y el parto.
Cada participante nos ha ayudado a reflexionar acerca de los derechos que tenemos como mujeres, como usuarias del sistema sanitario, y como responsables y protagonistas de nuestros procesos vitales.
Compartimos aquí, con vosotras, algunas de las conclusiones a las que hemos llegado tomando como referencia la “Carta de derechos y deberes de la ciudadanía sobre salud y atención sanitaria” de 2015.
En relación al cumplimiento de los derechos reproductivos y sanitarios que todas tenemos, hemos detectado las siguientes situaciones:
EQUIDAD Y NO DISCRIMINACIÓN DE LAS PERSONAS:
Tenemos derecho a recibir una atención sanitaria equitativa, sin discriminación, que proteja las situaciones de vulnerabilidad y que proporcione un trato respetuoso.
Este derecho lo hemos visto vulnerado cuando: El punto de vista de las mujeres y sus percepciones acerca de su propio estado físico-emocional no se ha considerado o se han desestimado o descartado sus sensaciones e intuiciones.
Por otro lado, cuando en ocasiones las mujeres han recibido comentarios irónicos o inapropiados, a menudo reflejos de una falta de respeto -y seguramente conocimiento- hacia las creencias o prácticas culturales diferentes, por parte de l@s profesionales sanitarias.
Este derecho lo hemos visto respetado cuando: Las profesionales han podido identificar situaciones de vulnerabilidad y ofrecer consejos o soluciones apropiadas.También se ha visto respetado cuando l@s profesionales han buscado la manera de enfrentar la diversidad cultural o de superar las dificultades lingüísticas.
INTIMIDAD Y CONFIDENCIALIDAD:
Tenemos derecho a preservar nuestra privacidad e intimidad en la atención, la confidencialidad de la información y nuestra libertad ideológica y religiosa.
Este derecho lo hemos visto vulnerado cuando: Las personas que acompañan a las mujeres a las visitas de seguimiento o al parto tienen que actuar como traductoras. La escasez de mediadoras culturales o de traductoras en los dispositivos sanitarios no sólo dificultan la comunicación con l@s profesionales, sino que puede poner a las mujeres y a sus acompañantes en una posición muy incómoda. También se ha vulnerado este derecho cuando no se ha tenido en cuenta la preferencia de algunas mujeres de no ser atendidas por profesionales hombres.
Este derecho lo hemos visto respetado cuando: Las mujeres han sentido estar en un espacio físico acogedor e íntimo gracias a unas instalaciones y uso de ellas en pro de la protección de la mujer y el momento que está viviendo, así como también cuando l@s profesionales han gestionado la atención de las visitas y el parto con un trato delicado y respetuoso.
CALIDAD Y SEGURIDAD DEL SISTEMA:
Tenemos derecho a recibir una atención sanitaria de calidad que garantice la continuidad asistencial y de seguridad clínica y personal.
Este derecho lo hemos visto vulnerado cuando: En ocasiones el seguimiento y la atención recibida ha sido diversificada entre varias profesionales, haciendo así que cambiase la persona de referencia tal y como expresa una de las mujeres participantes “Cada vez que iba, parecía una primera visita”.
Este derecho lo hemos visto respetado cuando: Las mujeres han podido establecer una relación de confianza con una misma comadrona durante el seguimiento de su embarazo y con las mismas profesionales en la atención de su parto, puesto que han sentido que éstas han tomado en cuenta sus necesidades específicas pudiéndolas tratar de manera cuidadosa y cercana.
Tal y como explica la OMS (Organización Mundial de la Salud) sobre los derechos de la mujer durante el embarazo y el parto: “Es más probable que las mujeres adolescentes, las solteras, las de nivel socioeconómico bajo, las que pertenecen a una minoría étnica, las inmigrantes (…) entre otras, sufran un trato irrespetuoso y ofensivo”.
Muchas de las mujeres de este proyecto reúnen una o varias de estas condiciones.
Las personas que ocupan un lugar vulnerable en la sociedad siempre están más expuestas a la vulneración de sus derechos. Creemos que los casos de vulneración de los derechos que hemos detectado tienen mucha conexión con la situación desfavorecida que estas mujeres ocupan en el tejido social.
Consideramos que en el proceso de embarazo y parto las mujeres necesitamos:
• Que nos traten como personas adultas y capaces
• Que se tengan en cuenta nuestras necesidades
• Que nos informen de todo lo que está sucediendo
• Que se respete la intimidad de nuestro cuerpo y de nosotras mismas en su globalidad
• Que se acepten nuestros estados emocionales y fisiológicos, y la forma en la que los estemos sintiendo y expresando
• Que entiendan la importancia del momento vital que estamos pasando
• Que nos escuchen
¡Que nos gusta sentirnos protagonistas de nuestros procesos porque somos nosotras las que estamos pariendo a nuestros bebes!
El camino hacia una atención de mejor calidad es un camino que profesionales y usuarias pueden recorrer juntas. Es importante que las mujeres conozcan y disfruten sus derechos y que las profesionales las atiendan de forma más cercana, humana e integral.